jueves, 28 de febrero de 2008

La paciencia y otras falsas creencias

En los tiempos de prisas se escapan bonitos viajes y se dejan coger ilusiones más cercanas que cualquier destino imposible.

Y es así:

Cuando veo el tiempo que me rodea, y que nada avanza, me acuerdo de eso que se dice cuando algo no va bien, cualquier cosa. Por ejemplo:
"Paciencia, David, que todo rueda sobre ruedas, todo lleva la dirección que tú mismo hiciste ver".

Pero no es eso, hombre. ¿Es que nadie me va a entender?

En los tiempos de trajín, de camas sólo para leer, de libros de historias que soñamos, de los cuadros que descarrilan su rail... los suelos son tan duros que me hundo en los duelos de la gente que más amo. Dedicando ratos eternos entre trazos y abrazos, caballetes manchados de querimientos y cariñitos, el campo de pinos de mi visión se reduce otra vez al ángulo agudo del: "Paciencia, David, que todo va por su carril. Todo lleva la dirección que elegiste y cada vez andas mejor. Ya no cojeas, nadie te deja atrás".

Pero bueno... ¿Tú de qué vas?

Debéis saber, hombres de Dioses cegados por tronos de nubes, que la mía cubre el país de Nunca Mais, y es así cómo debe ser. ¿Qué más me da si te gusta ser tan "requeteguay" y esto que te cuento es lo que para mí hay? Es justo un "Grey in a Green Day" harto de chubascos que no mojan sin orgasmos y de motes insulsos que no hieren sin hacer reír. Es justo el sitio ese donde me olvidé eso que se llama sesera que no voy desde que descubrí lo perdido que estoy. Que honor decirle a mi orgullo que así se vive mejor. Dejadme darme cuenta de lo que soy si soy así de torpe, de entre todos: el peor. La cena está puesta, aún así espera que ya voy; tengo que meterme con alguien... me siento un poco solo hoy.

David, por favor, paciencia. Déjate de perpendiculares y paralelismo. No está en tu mano el amor, sólo el que en el baño eres capaz de darte a ti mismo.

Nunca me vi perdiendo esta partida de billar. Madre, nunca la bola negra fue tan grande y tan redonda. Padre, nunca tuve tantas ganas de meterla en la tronera acertada...en la más honda! Copito de Nieve recién nevado, nunca la bola negra fue tan negra a tu lado. David, escúchame: paciencia. No hay tiempos perdidos, solo momentos no vividos...no hay genios en quinqueles dorados sin harinas en botes de cola-cao usados. Dime ¿cuándo vas a dejar de esperar para salir a buscarlos? ¿Por dónde empiezo la excursión? ¿Qué tal si empiezas por renunciar al mando de la distancia y te la crees? No sé.... es una opción, ¿no? una humilde opinión.

Que lástima correr cuesta arriba con paracaídas abiertos que no salvan caídas y sí estímulos de aires que golpean por segunda vez la misma mejilla. Dime, David, ¿cuál es la razón por la qué tanto por una tía te pillas? ¿Cuándo fue la última vez que dejaste respirar? ¿Cuándo fue la última vez que respiraste tú? ¿Fue tu vida de estudiante en tu Sevilla? ¿Fueron las fiestas en tu palacete de Xanadú?

A ver...

Mi Sevilla se volvía silla que perdía por levantarme antes de que saliera el Sol. Antes de que la Luna me invitara a dormir con ella en cualquier rincón . Hizo mucho daño, dulce daño de algodón con caña de azúcar en mi boca el astro del pudor hecho bendición. Y allí, a mi que poco de astróloga lujuria entiendo, me dejó, ¿cómo? Sí hijo, sí: Riendo, riendo, riendo...

Bienvenidos, bienhallados, hermanitos de aquella asequible baratura e inalcanzable caridad. Soy uno mismo el que piensa olvidar inolvidables pensamientos y pretende sin querer cambiar uvas por nudos de sarmientos. Invertir comer Aceitunas manzanilla por beber vinito malaguita moscatel. Soy ese mismo que ahora te dice "tal" y mañana, "para cual". Y pasado te busca por La Giralda y te pierde de incienso por la Catedral. Soy una definición Larousse de dudosa verdad. Un roto, un descosido, un girón. Soy una certidumbre de incierto rigor.

Qué lástima predicar con un ejemplo que nunca se concluyó, que nunca se sabrá valorar. Laurear de laureles al ganador y clavar clavos de claveles en la tumba del perdedor. Qué lástima, David, tener que tener paciencia...Que pena tener que tener tiempo para respirar...

Qué lástima tener que hacerse en esta vida cada día un poco más mayor...

...y que nadie lo sienta como lo siento yo.

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