viernes, 18 de enero de 2008

Cuando no encuentra sus vaqueros preferidos

No quiero decir que los tíos pensemos en qué ropa vamos a ponernos mañana… por Dios, ¡no! Pero hay días en los que uno se siente bien, sabe que paseará por la calle tarareando lo último que escuchó en la radio, que el 50% de las canciones hablarán de él (el otro 50% serán del Canto del Loco y, por supuesto, las borrará su subconsciente), uno sabe que desde las zapatillas hasta el pelo más alto de su peinado le harán sentirse cómodo. Entonces necesita sus vaqueros favoritos, su sudadera favorita y el último tracklist que hizo.

Pues bien, pongámonos en situación. Justo después de desayunar, antes de ducharse (o cambiando los adverbios), cuando uno va al armario a coger (no elegir, coger) la ropa que llevará, se da cuenta de que esos vaqueros no están, no los encuentra por ninguna parte. Desde ese momento, ya no se viste igual, la gomina no consigue hacerle ver la forma que quiere asemejar a la del pelo de ese actor que sale en una de las series que ve ahora.

Uno sale a la calle, ya no anda de la misma forma, no piensa que las manos en los bolsillos, puestas de ese modo, vayan a darle ese aire que pretende. Uno se pasa el día pensando en los vaqueros, los cree irremplazables… no piensa en el momento en el que los compró, ni en el momento en el que se hicieron favoritos. Es imposible, si uno no los recupera… no volverá a tener ese tipo de sensaciones.

Unos vaqueros le han hecho perder el ritmo, descompasando su estado de ánimo con la forma de expresar su personalidad. Pero no es lo que le falta, ni las ganas de tener todo bajo control, ni siquiera la idea de no haberlo previsto. Es el miedo a que otros vaqueros no lleguen a convertirse en favoritos, el miedo a la cantidad de tiempo que uno va a emplear en ello.

Es el mismo miedo infantil que uno sintió la primera vez que perdió un juguete, la primera vez que perdió un amigo, la primera vez que perdió una chica. Ese miedo infantil nunca desaparecerá, porque uno nunca se para a pensar cuando algo bueno le está sucediendo.

joseangel